Las bombas de calor geotérmicas utilizan la energía gratuita almacenada en el subsuelo para realizar un ciclo de trabajo termodinámico. La energía existente en la tierra o en el agua puede aprovecharse para generar calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria sin producir emisiones de CO2 con un coste energético reducido y sostenible.
Las aplicaciones de la geotermia de baja entalpía son numerosas pasando desde la climatización residencial, industrial y agropecuaria hasta la industria que requiera de agua caliente o fría durante sus procesos.
Reducción sustancial de costos energéticos frente a los combustibles fósiles.
Unificación de sistemas (calefacción, aire acondicionado, agua caliente sanitaria) en una única máquina.
Aprovechamiento de los recursos naturales sin emisiones de CO2.
Vida útil del sistema larga.
Mantenimiento mínimo.
Periodo de amortización razonable.
Sin posibles riesgos asociados a los sistemas de combustión.
Una bomba de calor geotérmica es capaz de transformar calor a baja temperatura en calor a alta temperatura incluso en invierno y a temperaturas por debajo de 0ºC.
Este proceso se repite en un ciclo cerrado a través del constante cambio físico de un fluido refrigerante: evaporación → compresión → condensación → expansión.
A forma de ejemplo una nevera trabaja con el mismo principio extrayendo el calor interior y cediéndolo al exterior.
La bomba de calor geotérmica utiliza el calor almacenado en la tierra por insolación para evaporar el fluido de trabajo e iniciar así el proceso de intercambio de calor. Durante este proceso podemos aprovechar el calor útil liberado por la compresión para obtener agua caliente, ya sea para uso sanitario o calefacción.